La medicina Individual
Es aquella que se es aplicada mas que todo en instituciones privadas , es decir con pagos de una tarifa o honorario establecido, el medico o especialista usa como criterio la capacidad de pago, se origino en una época que los hospitales eran mucho menos importantes que hoy en día, debido a que los servicios de salud publica casi no existían, El medico era un total individualista en su rama y sus colegas no eran considerados colegas si no competidores, y su relación con el paciente era como la de un comerciante y su cliente.
La medicina social
Es aquella que se aplica totalmente gratis sin pagar ningún tipo de honorario debido a que esta regido a nivel gubernamentario y es públicamente gratuito para toda la población la cual la hace totalmente accesible. Es decir que es aquella que se lleva a la población de manera directa o indirecta por beneficio de la misma en mi contexto es aquella que debemos utilizar nosotros como futuros profesionales de la salud donde nos debemos enfocar no solo en el problema físico , si no moral o psicológico del paciente para poder llegar a un diagnostico acertado y poder llevar a cabo un tratamiento eficaz para dicha enfermedad o padecimiento debido a que no solo debemos preocuparnos por aquella dolencia que pudiera padecer nuestro paciente en ese momento, si no en aquellas a futuro que le llegase a incomodar o afectar su estado de salud, uno debe evaluar desde la parte mas mínima de su estado físico hasta la parte mas extenuante de su vida cotidiana para poder analizar unas causas exactas y presencias de aquel mal o dolencia que llegara a padecer nuestro paciente, y poderlo educar para que no vuelva repercutir en su salud los mismos factores que ese momento le pudo afectar, hay que siempre llevar de la mano la medicina física junto con la psicológica para lograr una cura exacta.
Tomado del libro : Alcances de la Medicina Social
La manera en que habitualmente se distingue a la medicina individual de la medicina social, es
definiendo a la primera como el diagnóstico y el manejo de la enfermedad en individuos, y a la segunda
como el diagnóstico y el manejo de la enfermedad en la comunidad. La medicina social en esta
definición incluye la epidemiología, por un lado, y la organización de servicio de salud, por el otro. Su
relación con la medicina individual consiste en aportarle la compresión de los factores sociales que hay
que tener en cuenta, tanto en el diagnóstico como en el manejo de la enfermedad individual en el
paciente individual.
Esta definición de la medicina social, es básicamente académica, y como tal, tienen la ventaja de
delinear los límites de esta área de la ciencia y la práctica médicas. Pero el establecer la medicina social
como una disciplina académica tiene como propósito algo más que la simple clasificación de un campo
del conocimiento. Como el resto de la medicina, su objeto es la aplicación del saber para vencer la
enfermedad: el objetivo de la epidemiología es descubrir y eliminar las causas de enfermedades
específicas, en tanto que la organización de los servicios de salud se estudia para hacerlos eficaces en su
objetivo de mantener y mejorar la salud pública. De hecho, el crecimiento de los departamentos de
medicina social en las universidades refleja el gran fermento que existe, tanto dentro como fuera de la
profesión médica, en la preocupación por la organización y los contenidos de la práctica médica. Este
proceso es resultado de los notables cambios que han tenido lugar en el desarrollo tecnológico de la
sociedad y en la medicina misma; de los cataclismos sociales masivos del siglo XX; del crecimiento sin
precedentes tanto de la medicina como de su influencia en la sociedad, y de las graves limitaciones de
formas atrasadas de la practica médica imponen a sus posibilidades. Los conflictos que surgen de la
relaciones de estos factores inevitablemente han tenido efectos profundos en la teoría y la práctica
médicas, y los grandes debates a los que asistimos demuestran que el proceso está muy lejos de haber
terminado.
DOS SISTEMAS.
Si tomamos una cierta distancia de las actuales controversias sobre la organización médica, y en vista de
la confusión existente una perspectiva lo suficientemente amplia como para poder ver el movimiento a
través de un periodo largo, será posible determinar la naturaleza de este proceso de evolución. Esto se
puede ilustrar adoptando otro enfoque para diferenciar la medicina individual de la medicina social,
distinguiéndolas como dos etapas históricas en el desarrollo total de la teoría y la práctica médicas. Sí lo
vemos así, la medicina individual se puede considerar como sistema dominante en el siglo XIX y la
medicina social como el nuevo sistema que, con mayor rapidez en unos períodos que en otros, de
manera más completa en unos países que en otros, está suplantando al sistema anterior, tomando cada
vez más fuerza a lo largo del siglo XX. La medicina individual se puede entonces definir como la teoría
y la práctica de la medicina en la que el horizonte se limita a la relación existente entre el paciente
individual y el medico individual. En su forma clásica, todavía dominante en muchos países, el paciente
es una persona enferma que solicita el tratamiento médico, y éste es un profesionista, cuya función es
diagnosticar y tratar la enfermedad del enfermo que pide sus servicios. En contraste, la medicina social
se podría definir como la teoría y la práctica de la medicina en la cual el médico moviliza todos los
recursos sociales para mantener la salud del individuo en la sociedad. La relación ya no es entre el
paciente, una persona enferma, y el médico, sino entre el individuo, sano o enfermo, que vive en un
contexto social, y un nuevo tipo de médico que ya no está solo, sino que aporta a la salud del individuo
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todas las posibilidades médicas y no médicas de la sociedad. En el sistema de medicina individual, la
responsabilidad del médico se limita a los pacientes que han requerido sus servicios. Si el paciente sigue
enfermo, pero ya no pide los servicios del médico, éste deja de funcionar en interés del paciente. Si el
paciente mejora, pero requiere supervisión médica suplementaria, el médico no tiene la obligación de
hacerla si el paciente no toma la iniciativa de solicitarla. Finalmente, si la persona está bien, y por lo
tanto ya no es un paciente pero sigue expuesta al riesgo que amenaza su salud, el médico no tiene
ninguna responsabilidad de alejar el riesgo. La relación siempre se establece como activa por parte del
paciente y pasiva por parte del médico; este último debe esperar siempre a que el paciente se presente,
para poder tratarlo.
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